viernes, 24 de febrero de 2012

LA MULTIORGÁSMICA




La verdad es que cada vez que escucho hablar a mis amigas de sexo, me da un poquito de pena. Sí, pena porque yo no sé si existe una campaña masiva por desprestigiar a los hombres o si lo hacen para que nadie se le ocurra mirar a su pareja.
Si los hombres creen que ellos son los únicos que comparten historias de alcoba con sus amigos, están muy lejos de la realidad, ya que las mujeres cada vez nos damos más a ese placer oculto.
La verdad es que desconozco si entre ellos pasará lo mismo, pero cada vez que se forma un aquelarre, uno de los temas de rigor es el sexo, puntualmente el tamaño y desempeño del macho cabrío en la cama.
Si soy sincera debo confesar que no he vivido ninguna de las extrañas historias que  cuentan mis amigas, pero no les resto crédito por ello.
Las descripciones del aparato en sí van desde el lápiz bic (muy gráfico, flaco y largo), capitán garfio (no sabes cómo abordarlo por lo curvo que es), corchito (chiquitito y gordito), hombre mirando al Sudeste (se manifiesta apuntando en diagonal), bueno existen muchas más pero no me quiero quedar en este asunto.
 El tema es que la mayoría se queja de que en estos tiempos ellas son más demandantes que ellos, que están más dispuestas al juego y en cambio sus parejas no hacen más que cumplir y de manera regular. Los catalogan de fomes, de poco innovadores, ni hablar de asuntos de tiempo y duración. Bien conocida es la frase: “la primera es por ti y la segunda por mí”, todas coinciden en que están aburridas de lo mismo.
Me llama la atención que en general los hombres van de conquistadores por la vida, incluso el campeón de la ponchera cervecera se las da de galán y se cree el más seductor de todos. Pero la visión que las mujeres tienen de ellos deja mucho que desear.
Entonces, dónde está el punto de encuentro.
Yo reconozco que desde que aprendí a conocer mi cuerpo, asumí que mis orgasmos son mi responsabilidad; obvio, si conozco mi cuerpo y sé lo que me gusta, puedo ayudar a mi compañero a encontrar el camino a la perfección. Para qué dejarlo empantanado, en medio de la nada sin la más mínima señal en esa ardua travesía.
Lo divertido, es que mientras mis amigas se quejan y cuentan sus desventuras sexuales yo guardo silencio porque me da pudor confesar lo bien que lo paso.
Es que no solo se trata de tener un orgasmo por cada encuentro, sino que además soy de las pocas que cuentan con la bendición de ser multiorgásmica, sí escucharon bien, soy multiorgásmica y a mucha honra.
Quizás la respuesta la tenga mi psicóloga, ya que ella me dijo hace un tiempo atrás que sufría de personalidad múltiple, tal vez ese sea el secreto; imagino todas mis personalidades luchando por llegar al éxtasis.
Conclusión, tengo un orgasmo por cada una de las personalidades que me acompaña en mis encuentros sexuales.










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