Desde que lo conocí bastó solo una mirada para enganchar y
comenzar con este juego que hoy me tiene atrapada y sin saber qué hacer.
Era un día de febrero, hacía mucho calor y luego del trabajo
fui a un happy hour con mis amigas. Allí estaba él; solo, tomando una copa de
vino, muy tranquilo. No pasaron ni 15 min y ya estaba sentado en nuestra mesa.
Es que una de mis amigas es muy desinhibida y rápidamente lo
invitó a compartir con nosotras, sin interés de conquista, la verdad es que a
ella le encanta estar rodeada de hombres y siempre busca cruzar mirada con
alguno o se pasea hasta encontrar su presa para llevarlo a la mesa.
En esta ocasión fue el turno de Carlos, llegó muy tímido,
casi no hablaba y debo reconocer que eso me encantó. Entre copa y copa se fue
relajando y comenzó a conversar cada vez más.
Al final de la noche me llevó a casa ya que según él
vivíamos cerca. Al despedirnos me pidió el teléfono y se lo di.
A la mañana siguiente me llamó y así comenzó nuestra
historia que ya lleva casi 4 años, primero nos hicimos muy amigos y poco a poco
fluyó todo y nació una relación llena de pasión y entrega.
Un día de julio, fui a comprar un regalo para mi ahijado con
tan mala suerte que quedé en panne bajo la lluvia, había pinchado un neumático.
Lo bueno es que me encontraba dentro del estacionamiento del centro comercial,
lo primero que hice fue llamar a mi amorcito, pero por más que lo intenté no
contestaba, fue entonces que me animé a comenzar a cambiar el neumático sola.
Estaba dando una pelea cuerpo a cuerpo con la gata hidráulica cuando me levanté
para descansar un momento y veo que en el estacionamiento que estaba junto a mí
se había puesto el auto de Carlos, no podía creer tanta suerte. Rápidamente
corrí a saludarlo pensando que me había visto y que venía a socorrerme cuál
superhéroe, pero grande fue mi sorpresa al ver que venía acompañado.
Antes de llegar a abrazarlo me vio y me tomó de un brazo
apartándome de su auto. Le pregunté qué pasaba y me dijo que luego me explicaría,
pero que ahora no preguntara nada y que me fuera.
Estaba tan desconcertada que no atiné a nada más que a subir
a mi auto en silencio y quedarme allí sin entender nada de nada, no era capaz
de pensar, estaba en shock por su reacción tan violenta.
Esa noche no pude dormir.
Al día siguiente me llamó muy preocupado y me pidió que nos
viéramos en el café donde nos juntábamos siempre.
No sabía si quería verlo o no ya que seguía en estado catatónico,
pero sabía que él me debía una explicación por lo ocurrido.
Llegué puntual al encuentro, pero él apareció media hora
tarde, venía muy pálido y ojeroso. Comencé a preocuparme; la verdad es que a
estas alturas yo podría haber pensado mil cosas, pero estaba tan abrumada que
me sentía incapaz de pensar.
Hablamos de mil temas sin sentido, hasta que llegó el momento de la verdad, el incidente del día anterior. Dio mil vueltas al asunto hasta que de pronto me larga que estaba casado hace 8 años y que tiene 3 hijos. Sentí que me moría, que mi corazón se partía en mil pedazos.
Hablamos de mil temas sin sentido, hasta que llegó el momento de la verdad, el incidente del día anterior. Dio mil vueltas al asunto hasta que de pronto me larga que estaba casado hace 8 años y que tiene 3 hijos. Sentí que me moría, que mi corazón se partía en mil pedazos.
El hombre con el que llevo 4 años de relación ahora resulta
que tiene una doble vida y ayer cuando me lo encontré iba con su mujer y los
niños en el auto y pensó que yo le quería hacer un escándalo, cuando en
realidad estaba feliz porque pensé que venía a salvarme la vida. ¿Quién
entiende?
Debo reconocer que me sentí engañada, traicionada, como una
niña a la que le contaron el cuento y se lo compró enterito sin cuestionar
nada.
Lo que jamás imaginé era que él tenía una historia paralela,
un matrimonio, hijos y hasta un perro; pero si pasamos tantos fines de semana
juntos, conocí a sus padres, hasta nos
fuimos de vacaciones.
La duda surge ahora, ya que no me atrevo a contarle a nadie
lo que me ocurrió y menos la explicación que él me dio.
Carlos me juró que me amaba y que no había dejado a su mujer
en todos estos años porque no quería crear un trauma en sus hijos, me pidió que
por favor lo entendiera y tuviera paciencia,
que en cuanto ellos terminaran sus estudios formaríamos una familia.
Me aseguró que entre ellos hace muchos años no pasaba
absolutamente nada y que a tanto llegaba esto que ellos dormían en camas
separadas.
Mi duda es, si al vivir tantos años con la que un día fue la mujer a la que juraste amor eterno
y decidiste casarte para compartir tu vida y que es la madre de tus hijos
¿podrás realmente tener camas separadas y evitar el tan temido gateo nocturno?,
¿podrás dejar de verla como mujer en algún momento?
Y si me amaba tanto, ¿por qué nunca me contó la verdad?
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