jueves, 23 de febrero de 2012

EL PRÍNCIPE AZUL



Gran desilusión sufrí hace unos días, no lo van a creer, pero me encontraba preparando un banquete, porque cuando yo cocino no preparo una comida al azahar; no, yo preparo un verdadero festín.
Bueno estaba en ello, cuando sin darme cuenta uno de mis cuchillos favoritos cortó más de la cuenta y pasó a través de mi dedo.
El corte no fue muy profundo, no necesité puntos ni nada de eso, pero el problema era mucho mayor que eso. Aquí comenzaría a develarse una cruel mentira.
Durante toda mi vida fui criada bajo la convicción de que era una princesa. Sí, una princesa como las de los cuentos. Así me trataron siempre y como es obvio yo me creí toda la historia.
La gravedad de esto es que bien sabemos todos que la realeza tiene sangre azul y hoy a mis veintisiempre a causa de un corte en mi dedo acabo de caer en la cruda realidad, no soy una princesa, mi sangre es roja, tan roja como la de cualquier humano común y corriente.
¡Dios! No sé cómo podré superar esto, ni cómo podré enfrentar a mi madre para pedirle una explicación por todas las historias que siempre me contó, ella junto a mi abuela fueron las que me convencieron de todo.
Ahora que no soy más que otro mortal en la tierra y no parte de la monarquía todo se ve distinto, mi futuro acaba de sufrir un cambio radical que no estoy dispuesta a enfrentar.
Si resultó ser falso que era una princesa, entonces, ¿tampoco existe el príncipe azul con el que soñé toda mi vida?, ¿cómo se sobrevive sin la ilusión del hombre perfecto galopando en un corcel que viene a tu rescate? Ese que te despertará con un tierno beso y te llevará a su castillo.
Odio a Walt Disney por poner todas esas imágenes en mi cabeza!



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