Blanco, azul y rojo tres colores son… así comienza una rima
que desde pequeños nos enseñaron a repetir sin entender mucho lo que simbolizaba.
Hoy me pregunto ¿qué pasa con esos colores que son ícono de
nuestro emblema patrio y que hasta el día de hoy se mantienen descaradamente?
Sí, descaradamente y lo digo sin temor, sin tapujos.
Revisemos: Blanco, habla de los picos nevados de nuestra
cordillera. Me van a perdonar pero con esto del calentamiento global su tono será
cada vez menos albo y si la vemos nevada en exceso es por causa de un invierno
demasiado crudo que afecta a gran parte de la población de este país, por lo
tanto, a la mierda con el romanticismo del blanco.
Azul, simboliza el cielo impoluto que nos cubre, como la
irónica frase que dice: “puro Chile es tu cielo azulado”… quiero que alguien se
atreva a decirme qué se fumó el que vio azul el cielo que cubre nuestro país,
muchos sabemos que la capital se encuentra dentro de las ciudades más
contaminadas del mundo y tengo claro que Santiago no es Chile, pero da
vergüenza el aire que aquí se respira.
Rojo, habla de la sangre vertida en la guerra por la
Independencia, no sé si quiero hablar de este punto. Miento, sí quiero
referirme a esto, ciertamente todos los caídos en una guerra son vistos como
héroes en sus respectivos países, pero me van a perdonar la franqueza, yo
prefiero un héroe que no sea mártir, prefiero uno que viva y luche por la paz.
Aunque suene a utopía.
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