Hoy tengo ganas de hablar de esos hombres que se creen
irresistibles, insuperables y que están convencidos de que no podrías pasar un
día sin respirar su aroma… aroma a naftalina, claro está.
Si debo decir la verdad, muchos de ellos tienen ese aroma
característico del matadero, sí un olor rancio, a cadáver.
Se han fijado que hay hombres que a determinada edad por más
perfume que utilicen huelen a orina, otros tantos a azumagado, recuerdan el
hedor que expelen las toallas que se guardan húmedas y sin lavar, ese es el
olor del que hablo.
La otra noche salí con unas amigas a tomar algo por ahí y
llegó el clásico borracho odioso a nuestra mesa; el típico que va dando jugo
por la vida y jura que lo está haciendo regio.
Como es normal al estar en dicho estado etílico insistía en
hablar muy cerca de mi cara, fue en ese momento que me llegó un hedor
inolvidable, les aseguro que mi perro tiene mejor aliento que ese personaje y
eso no es todo, su legua estaba totalmente blanca, se ve que no le han enseñado
higiene bucal en su vida; después de lo que les relato podrán imaginar los
dientes que tenía y sus encías, que ya habían pasado de la etapa roja e
inflamada característica de una gingivitis crónica a un tono negro muy intenso.
Pero esto no acaba aquí, ya que hay algunos galanes que por
alguna extraña razón, que aún no logro develar, piensan que cuando pasas del
pololeo a la convivencia tienes la obligación de aguantar todo, con esto no me
refiero a dejar la tapa del inodoro levantada; hablo de que ya no se preocupan
por contener sus gases, más aún, creen que sus pedos y eructos son divertidos y
los celebran.
Pasa el tiempo y puedes ver como las uñas de sus pies se
ennegrecen y comienzan a destruir calcetines y todo tipo de calzado, incluso
los reforzados. No comentaré el olor de sus pies porque ya lo pueden
imaginar, solo les digo que se quita los zapatos y hago arcadas.
No entiendo por qué antes tenía junto a mí un hombre aseado
y cuidadoso y hoy me acompaña un verdadero troglodita, al que debo aguantarle
que no se bañe en una semana o más porque está cansado.
Se le asoman los mocos y los quita con el dedo, se escarba
los dientes frente a mí, come en la cama y parece una verdadera gallina
repartiendo migas por todas partes.
Al momento de lavar su ropa interior descubrí que sus
calzoncillos tenían una sospechosa marca café, ahora entiendo a que se refieren
con lo de “la chantá de camión”
Hoy debo aguantar que se rasque y/o acomode los huevos todo
el día, ya no recuerda la existencia del wc, porque como es hombre para él TODO
es baño y va meando por la vida como si nada, definitivamente no hay árbol que
se salve.
Sin ir más lejos el otro día fuimos a casa de una amiga y
cuando subíamos al auto me dice: “espera en minuto”, en eso se me ocurre mirar
hacia atrás y lo veo meando en el jardín de mi amiga, luego vuelve e intenta
tocar mi cara con las manos sucias. Le pregunto por qué no fue al baño antes de
salir (igual que a los niños pequeños), lo gracioso es que se enoja y me
responde:” cómo querías que fuera antes, si me dieron ganas cuando cerraron la
puerta”. Que alguien me diga qué se puede responder a esto.
En fin la lista de cosas mata pasiones que he visto supera
lo pensado por cualquier ser humano.
No quiero dejar pasar un último detalle, por favor dejen de
ver tanta película porno, con eso solo aumentan sus expectativas y se alejan de
la cruel realidad.
Ahora entiendo que cuando hablan de ficción se refieren a que
esos hombres con cuerpos hechos a mano, bronceados, musculosos, varoniles hasta
cuando duermen definitivamente ¡NO EXISTEN!